
¿Qué importa que tú vengas del cielo o del infierno,
¡oh Belleza!, ¡monstruo enorme, espantoso, ingenuo!,
si tus ojos, tu sonrisa, tus pies, me abren la puerta
de un Infinito al que adoro y nunca he conocido?
De Satán o de Dios, ¿qué importa? Ángel o sirena,
¿qué importa, si tú haces -hada de ojos de terciopelo,
ritmo, perfume, fulgor, oh mi única reina-
menos horrible el universo y menos pesados los momentos?
Del poema: Himno a la Belleza
Charles Baudelaire
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